miércoles, 20 de enero de 2010

Ha fallecido Carlos Perals Fernández

El pasado viernes 15 de enero (2010) sobre las 10 de la mañana fallecía en una clínica de Jaén mi padre, Carlos Perals Fernández, el último, que yo sepa, de los que formaban la cuarta generación del árbol genealógico que estoy poniendo en este blog. Tenía 90 años recién cumplidos, el 2 de enero, y era el menor de los siete hijos que tuvieron Pedro Perals Manín y Dolores Fernández Jiménez. Desconozco si aún queda algún familiar vivo de esa generación, tanto en España como en Francia, pero por ser el menor de una amplia familia, de la cual su padre era también uno de los menores, deduzco que puede ser el último. Ahora la generación mayor, la quinta que aparecerá en este blog, somos nosotros, sus hijos y sobrinos.
Mi padre era un hombre afable, educado, caballeroso, muy correcto, presumido en cuanto a la imágen que podía dar ante otras personas, especialmente ante las mujeres, tuvieran la edad que tuvieran, amante primero de su mujer, de sus hijos luego, de su familia, de sus amigos, de compartir un vinito o una cervecita en buena compañía, de charlar por los codos, de contar sus vivencias tan frescas como si acabaran de ocurrir, de llevarse bien con todo el mundo sin dejar de ser recto y severo con sus principios y sus creencias.
Mi padre fue militar, mecánico de aviación, pero más que como un hombre autoritario lo recuerdo como un hombre justo, ordenado, superordenado, minucioso, cariñoso, serio y con un sentido del humor extraordinario al mismo tiempo.
En diciembre de 2009, cuando estaba ingresado en la clínica Cristo Rey de Jaén por varias neumonías en sus pulmones, me pidió perdón por hacerme ir desde tan lejos (Cadalso de los Vidrios, en la provincia de Madrid) para cuidar de él. Entonces empecé a contarle un cuento: "Habia una vez un padre, que tenía un hijo con un corazón muy grande, tan grande que cuando sus pulmones se inchaban llegaban a tocar las paredes del corazón, entonces los pulmones se contraían bruscamente y la respiración de aquel muchacho se cortaba. Aquel padre estuvo nueve noches seguidas sin dormir llevando y acompasando la respiración de su hijo; su sueño, o su desfallecimiento hubiera sido mortal para su hijo. No desfalleció". No fue necesario seguir contando la historia, mi padre agarró mi mano y la acarició suavemente, agradeciendo que yo agradeciera lo que hizo por mí, que yo lo recordara y que por justicia ahora correspondiera de la misma forma. Simplemente no quería molestar, no quería que estuviesemos pendientes de él todo el tiempo, quería seguir siendo autónomo o dejar esta vida, y lo expresó con seriedad, sin desesperación y con buen humor, bromeando incluso sobre su final.
Mi padre ha fallecido pero aún no siento la abrumadora tristeza de su ausencia, es más, siento una reconfortante alegría de no haberle visto sufrir mucho tiempo, de su cordura y su aceptación de la muerte, de su sonrisa y de su gesto para pedirme un beso (a pesar de mi resfriado) cada noche y cada mañana. Buen viaje papá.

4 comentarios:

  1. Javier, la muerte de un padre o de cualquier familiar siempre es muy dura, pero si tu comportamiento con él ha sido desde el principio y más al final como tu cuentas, amable y cariñoso, vamos de estar ahí siempre y más en esos momentos, a uno le queda la satisfacción de saber que ha hecho todo lo que ha podido y bien…. y eso es un motivo de alegría por parte del que nos deja, que estoy seguro lo ha notado en sus últimos momentos y por parte del que se queda al saber que ha hecho lo que debía y nada más.
    Con estas palabras sobre tu padre demuestras como eres, yo sabía como eras pero ahora lo se mucho mejor.
    Un abrazo .
    Pedro Alfonso....Zorro Corredero.

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  2. Gracias Pedro, yo también sé que para escribir lo que tu escribes se necesita una sensibilidad especial, así que gracias también por ser como eres. Un abrazo. Javier.

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  3. Javier, creo q tu padre y mi abuelo eran hermanos. Mi abuelo era Pedro Perals, casado con Paquita Jiménez. Tu sabes de donde viene el apellido Manín. ?Yo creo recordar q mi abuelo me contó q su madrina fue María Manin, la hija del último dodge de Venecia, ludovico manín. Pero creo q murió sin descendencia.Un saludo.

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  4. Hola Javier, soy Marta Ballesteros la hija de Lola Perals y nieta de Pedro Perals, la que vive en Bruselas. Nos vimos un par de veces en la Antilla cuando tu padre pasaba unos dias en verano y nosotras ibamos a visitarle. Le recuerdo enteramente como lo describes y me dio pena cuando supe que habia muerto. Mis hijas me preguntaron por él el verano pasado al ver que no íbamos a visitarle porque recordaban aquel hombre tan amable y sonriente que contaba historias de forma tan entrañable. Ayer hablando con mi primo Fernando, que también vive en Bruselas, de nuestra familia y de nuestros origenes italianos (de Venecia) relacionados con el dodge de Venecia, nos acordamos de tí y del árbol genealógico que estas haciendo. Explorando en internet, Fernando leyó que el tal Ludovico murió sin descendencia con lo que la posibilidad de que Maria fuera su hija no parece muy probable. Sabes algo de nuestra familia en Venecia? Un abrazo para ti y tu mujer.
    Marta

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